La cortina roja o Hommage à Vincent
Anónimo, hacia 1965
El original de este cuadro se encuentra en el Museo de Epilepsia en Kork.
Una de las fundaciones para la lucha contra las enfermedades epilépticas, la Fundación Michael en Hamburgo, ha adoptado este cuadro como marca de su trabajo, ya que incluye claramente aspectos fundamentales de la epilepsia: tanto médicos como psico-sociales.
El cuadro fue pintado hacia 1965 por un paciente anónimo en una terapia de pintura. El pintor muestra toda la problemática de su enfermedad, sublimizándola en un homenaje al también enfermo de epilepsia Vincent van Gogh.
La dominante cortina roja, a la vez símbolo de la agresión (en el color) y ocultamiento (está medio cerrada), muestra que el pintor era muy consciente de su situación. Éste esconde el sufrimiento tras la cortina, le da el color rojo agresivo, que desde antaņo simboliza el poder y la maldad.
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En la ventana se ve el cielo de la Provenza, azul profundo con pájaros negros volando - los pájaros, que en tiempos pasados encarnaban la peste, el diablo y los demonios de la enfermedad, y que también pintó van Gogh en su último cuadro "Campo de cereales con cuervos" 1890.
En el cuadro que aquí se muestra, está van Gogh tirado en el suelo con el gran mal (grand mal), los miembros contraidos en una crisis tónica (es decir con elevada tensión o hipertonía muscular), los ojos desorbitados. La silla caída muestra la violencia con la que el enfermo cayó al suelo, durante la crisis. La paleta descansa intacta - Seņal de que por una parte la crisis convierte cualquier otro quehacer en insignificante, y por otra que la enfermedad crónica de la epilepsia puede coartar al afectado atrozmente en su vida cotidiana profesional y creativa. Por encima de todo, la cortina roja, que también se refleja en el rostro de van Gogh, mientras que el azul de los ojos enormemente desorbitados refleja el azul del cielo, como un rayo de esperanza.
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